por Alameda 16 | Feb 24, 2022 | Fisioterapia, Medicina Física y Rehabilitación
Síndrome de la cintilla iliotibial o “rodilla del corredor”
La cintilla o banda iliotibial es una estructura de tejido conectivo conformado por aponeurosis y tendón de glúteo mayor y tensor de la fascia lata. Esta banda se origina en la cadera (pala iliaca) y recorre la parte lateral del muslo hasta llegar a la parte inferior de la rodilla (cara anterolateral de la tibia).
Una de las patologías más frecuentes en esta zona es el síndrome de la cintilla o banda iliotibial, una lesión por sobreúso debido al roce repetitivo de la zona distal de esta estructura con la parte exterior de la rodilla, concretamente con el cóndilo femoral externo.
Es una lesión característica en corredores de larga distancia y en menor medida en ciclistas. Los síntomas que suelen referir estos deportistas son principalmente dolor e inflamación en la zona afectada, el cual aparece a una distancia específica de carrera obligando al cese de la actividad. Generalmente se desarrolla de forma progresiva, apareciendo el dolor cada vez a menor tiempo o distancias más cortas. Es frecuente la aparición de síntomas a los 15-20 minutos de carrera, agravándolos las pendientes y el ritmo lento debido a un mayor tiempo de contacto de la cintilla iliotibial con el epicóndilo femoral externo. El dolor generalmente aparece durante la fase de contacto inicial, fase en la que se produce una contracción excéntrica de deceleración, generando tensión hacia la cintilla iliotibial.
Causas
No hay consenso en cuanto al origen exacto de la patología, ya que la etiología del síndrome de la cintilla iliotibial es principalmente multifactorial.
Debido a la frecuencia de esta lesión en corredores, hace pensar que la carrera continua es un factor de riesgo predisponente a esta patología, puesto que durante esta se reproduce de forma repetitiva el mecanismo lesional.
Existen también una serie de factores biomecánicos que hacen al corredor susceptible de desarrollar este síndrome debido al aumento del roce de la cintilla con el cóndilo femoral externo, como puede ser:
- Acortamiento muscular de flexores de cadera y músculo tensor de la fascia lata.
- Desequilibrios musculares. La debilidad en los músculos abductores de la cadera (concretamente el glúteo medio) nos llevará a sobre-tensar la fascia lata.
- Genu varo.
- La pronación excesiva o una biomecánica pobre del pie (tendencia al pie plano).
- La diferencia de longitud de las piernas (dismetría).
- Epicóndilo femoral externo muy prominente
- Hiperlaxitud cápsulo-ligamentosa.
Otros factores predisponentes son el uso pueden ser el sobre-entrenamiento, fallos en la programación del mismo y el uso de calzado inadecuado.
Síntomas del síndrome de la cintilla iliotibial
Los síntomas principales del síndrome de la cintilla iliotibial consisten en dolor en la parte externa de la rodilla, más específicamente en el epicóndilo lateral del fémur (donde se produce el roce de la cintilla), que puede ir acompañado también de inflamación en la zona. Este dolor aparece en un tiempo/distancia de carrera específico y empeora gradualmente provocando incluso el cese de la actividad. Tras un período de descanso el dolor suele remitir, apareciendo nuevamente al retomar la carrera.
El dolor se agrava habitualmente al correr cuesta abajo dónde el trabajo de la fascia lata es mayor. En algunos casos muy agresivos se puede producir incluso un resalte de la cintilla por encima del epicóndilo, emitiendo un chasquido.
Diagnóstico
Será fundamental la historia clínica del paciente y los síntomas que refiere para sospechar de un posible síndrome de cintilla iliotibial.
En la exploración en camilla confirmaremos el diagnóstico localizando el dolor mediante la palpación del epicóndilo lateral del fémur en cara externa de la rodilla. Suelen existir puntos gatillo a lo largo de la fascia lata y posible acortamiento, por lo que realizamos el test de Ober.
El diagnóstico se puede completar con diversas pruebas de valoración mediante la electromiografía de superficie (EMG) para ver si existe una correcta activación muscular. Las pruebas de imagen nos pueden aportar mucha información del tejido que está produciendo la sintomatología, tanto la ecografía como la resonancia magnética pueden evidenciar si realmente hay tejidos que presenten un daño.
Tratamiento
El principal objetivo terapéutico será reducir el dolor y la inflamación, y tras esto corregir las posibles compensaciones, logrando un patrón de movimiento correcto y una activación muscular óptima. Será fundamental continuar con ejercicios de fortalecimiento muscular para evitar recidivas.
En el enfoque de tratamiento convencional encontramos técnicas como terapia manual, ejercicio terapéutico, estiramientos, magnetoterapia, crioterapia, electroanalgesia, láser… entre otras.
Una parte primordial será la modificación de la actividad deportiva, adaptando temporalmente aquellas actividades que generen dolor hasta que se resuelva o disminuya. Tener en cuenta también una vuelta progresiva a la actividad física, realizando una correcta planificación de la carga de entrenamiento, identificando y corrigiendo aquellos errores que provocaron la lesión.
Por tanto, muy importante llevar a cabo la Readaptación Funcional con un profesional, de forma que se lleve a cabo una valoración muscular por electromiografía para identificar y corregir esos los patrones de movimiento y activación muscular erróneos, así como desarrollar un programa de fortalecimiento personalizado en el que prime la potenciación de musculatura como el glúteo medio.
En cuanto a Fisioterapia Avanzada, podemos utilizar técnicas como EPI para la regeneración de las fibras musculares afectadas, microEPI con el objetivo de reducir la inflamación y Neuromodulación para reducir el dolor del área afectada y/o facilitar la activación muscular. Podremos hacer uso también de INDIBA para promover la activación a nivel celular y normalizar el tejido.
El tratamiento es efectivo si se instaura pronto y debe prolongarse hasta la desaparición total de las molestias.
En algún caso se podrá valorar la realización de terapia médica como la infiltración de corticoides o PRP. Si todo lo anterior falla, en casos donde exista una cintilla muy fibrosada, se indica una intervención quirúrgica.

Antonio Escobar Sánchez
Fisioterapeuta
por Alameda 16 | Feb 15, 2022 | Fisioterapia, Medicina Física y Rehabilitación
¿Qué es el hombro congelado?
El hombro congelado también conocido y nombrado como, Capsulitis adhesiva o Capsulitis retráctil, es una patología que afecta a la articulación del hombro.
Se podría definir como la «congelación de la cápsula articular». Tiene como característica principal dolor y limitación del movimiento.
Para entender este proceso debemos saber qué es la cápsula y cuál es su función.
¿Qué es la cápsula articular?

Es una estructura fibrosa que da congruencia a la articulación glenohumeral (húmero-escápula/omóplato). Tiene un papel importantísimo en la articulación, si no fuese por ella, la cabeza humeral (la bola del hombro, como mucha gente la conoce) se saldría de la articulación con muchísima facilidad.
Otras de sus funciones principales, junto con la de dar estabilidad y firmeza a la articulación, es mandar información a nuestro Sistema Nervioso Central de la posición de nuestro brazo.
También ayuda a la amortiguación de los posibles traumatismos que pueda sufrir la articulación. Protege a los componentes óseos, gracias a su lubricación mediante el líquido sinovial («sustancia gelatinosa»).
¿Cómo se afecta la cápsula y por qué?
Es una enfermedad idiopática, el motivo no se sabe a ciencia cierta, sobre todo en el caso de las «Capsulitis Primarias«.
Éstas suelen aparecer de forma espontánea. Podemos encontrarnos algunos factores predisponentes como enfermedades sistémicas, el hipertiroidismo o hipotiroidismo, la diabetes y enfermedades cardiovasculares. El rango de edad suele estar entre 40 y 55-60 años y con mayor frecuencia afecta al sexo femenino.
Las «Capsulitis Secundarias» suelen aparecer tras cirugías de hombro, traumatismos o periodos largos de inmovilización.
En el hombro congelado, lo que le ocurre a la cápsula es que se inflama y se endurece. Por ello se vuelve más densa y como consecuencia pierde sus capacidades.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico podemos decir que es por descarte, pues no hay ninguna prueba que lo diagnostique. Lo que ayuda al traumatólogo a poner nombre esta patología suele ser la ausencia de otras patologías que puedan cursar con dolor y/o pérdida de la movilidad.
El diagnóstico está compuesto por:
- La anamnesis del paciente, se basa en la experiencia por parte del mismo, donde nos cuenta cómo empezó el dolor, desde cuándo le duele, si tiene algún factor, si ha sufrido algún traumatismo, etc.
- La exploración física, en la que se observa rigidez activa y pasiva y la disminución del rango articular, aparte del dolor al forzar la articulación.
- La realización de pruebas de imagen ayudara a descartar otras patologías. Una radiografía para descartar artrosis, fracturas, luxaciones y/o calcificaciones. La ecografía nos mostrará si la cápsula está vascularizada y engrosada y la posible presencia de bursitis, tendinosis, calcificaciones. También ayuda para el diagnóstico, la resonancia magnética en la que se vería el engrosamiento de la cápsula y el estado de los tendones que componen el manguito rotador. Ésta última en etapas iniciales del hombro congelado, no es útil en muchos casos.
La ausencia de otra patología (visible por alguna prueba de imagen) junto con la sintomatología (dolor, falta de movilidad y rigidez) hará sospechar al médico o fisioterapeuta de, estar frente a una posible Capsulitis Adhesiva.
Evolución del Hombro Congelado y Tratamiento Fisioterapéutico

La Capsulitis Adhesiva es una patología de larga duración. En el «peor» de los casos, puede llegar a durar hasta tres años. Suele remitir sola tras el paso de dicho tiempo, con ayuda de la FISIOTERAPIA se acorta el tiempo de duración y disminuye la sintomatología, proporcionando calidad de vida a nuestros pacientes.
Podemos diferenciar tres fases en dicho proceso:
Fase Inflamatoria
Es la fase inicial y la más dolorosa. El paciente padece dolor sobre todo nocturno, en la cara anterior y lateral del hombro, pudiéndose irradiar hacia el brazo. La duración de esta fase es variable, suele ser en torno 2 meses.
En esta fase la fisioterapia es muy importante. Teniendo como objetivo disminuir la inflamación y evitar la rigidez.
En algunos casos, es necesario trabajar junto con nuestros médicos, para que realicen una infiltración eco guiada (corticoides). Con ello bajará la inflamación y disminuirá el dolor. Esto permitirá poder trabajar mejor el fisioterapeuta.
Si no mejora con esta infiltración, se valorará realizar (por parte del médico) una hidrodilatación (introducción de anestesia y suero fisiológico a presión intraarticular), para conseguir una dilatación y aumento del espacio dentro de la articulación, aumentando notablemente la movilidad de la articulación. Siempre será necesario la fisioterapia tras está intervención.
Fase de Congelación; Fase de Rigidez
En esta fase el dolor disminuye y gana protagonismo la rigidez articular, provocando limitación en las actividades de la vida diaria. El paciente describe la imposibilidad de levantar el brazo, realizar rotaciones externas, incluso tendrá mucha limitación en gestos cotidianos. La dificultad o imposibilidad de separar el brazo del cuerpo, es el síntoma que hace a muchos pacientes buscar ayuda y ponerse en manos de su fisioterapeuta o traumatólogo de confianza.
Por desgracia, hasta que no llega la patología a esta fase, muchos de los pacientes aguantan el dolor con medicación oral y con la «esperanza» de que desaparezca sólo, al igual que apareció de forma espontánea. Por ello aconsejamos, no esperar, ni aguantar tanto tiempo un dolor por el simple hecho de no haber realizado ningún sobre esfuerzo o no haber sufrido caída, golpe o traumatismo.
Fase de «descongelación»; Fase de Recuperación.
En esta fase empieza a desaparecer la rigidez, comienza a ganar el brazo poco a poco movilidad y se normaliza la situación.
Tratamientos
El tratamiento fisioterapéutico muchas veces es complementado por el tratamiento médico.
Podemos diferenciar dos tipos de tratamientos fisioterapéutico.
El tratamiento fisioterapéutico convencional
Se centra en restablecer la funcionalidad del hombro con distintas técnicas y máquinas. Estas técnicas se basan en, la aplicación de termoterapia local para relajar la musculatura, electroanalgesia para disminuir el dolor, movilizaciones articulares para evitar la pérdida de movilidad e ir ganando grados articulares progresivamente, estiramientos musculares y articulares para ir ganando «la elasticidad» de los tejidos, educación postural y ejercicios domiciliarios pautados y supervisados, para que el paciente pueda realizarlos en casa.
El tratamiento fisioterapéutico avanzado
Se centra en la realización de una serie de técnicas invasivas (EPI Y Neuromodulación). Estas técnicas se realizan mediante el uso de agujas de acupuntura junto con el apoyo de un ecógrafo, introducimos una corriente en el tejido o zona que nos interese tratar. Realizamos un abordaje y tratamiento mucho más selectivo y específico del tejido afectado, tanto sobre los nervios que inervan la articulación del hombro, como de su musculatura. Con la utilización de estas técnicas, conseguiremos aliviar el dolor, disminuir la inflamación y mejorar la calidad del tejido que compone la cápsula articular. También ayudamos al fortalecimiento de la musculatura afectada. Con la Fisioterapia Avanzada mejoramos tanto la estructura como la funcionalidad de la articulación.
El tratamiento médico
Constará de infiltraciones, ya citado anteriormente, en fases iniciales. Sólo en un pequeño porcentaje de población afectada por esta patología, sería necesario la intervención médica en quirófano. Las dos técnicas más realizadas son las movilizaciones forzadas bajo anestesia y la artrolisis artroscópica, en la que se realizan pequeños cortes en la cápsula para liberar la fibrosis. Tras ambas, hay que realizar fisioterapia para mantener los grados de movilidad ganados en quirófano y evitar la «cicatrización» de la cápsula.
En nuestro centro MIVI Alameda 16, estaremos encantados de resolverle cualquier duda acerca de esta patología. Le plantearemos el tratamiento más adecuado, acorde a la fase en la que se encuentre.

María Lebrón
Fisioterapeuta